viernes, 30 de noviembre de 2012

En el Libro X de Ética a Nicómaco, (una obra escrita el IV a. C, compuesta por diez libros y que constituye uno de los pilares básicos de la filosofía occidental), Aristóteles analiza y critica  las opiniones de algunos filósofos griegos, explica su concepción de la felicidad y defiende la importancia del placer en una vida satisfactoria. 


¿Qué es la felicidad? La felicidad es un estado de ánimo que tiene lugar en una persona cuando cree haber alcanzado una meta deseada y buena. Aristóteles cree que la felicidad es el objetivo principal de todas las personas (no podría ser otro, ya que es lo único que no está subordinado a otros propósitos). Sin embargo, el problema es saber en que consiste esto, y como conseguirlo. Parte de la tesis de que el bien y la felicidad son concebidos por los hombres teniendo en cuenta su estilo de vida, no poseen la misma concepción un rey que un esclavo. 

Muchas personas, identifican bien con placer, por lo que aman la vida lujuriosa. Otros buscan el honor, la fama o la gloria, la acumulación de riquezas, pero sobre todo, la posesión de poder, ya que lo que mas rehuyen los hombres es la servidumbre. Pero no es un bien perfecto, es incapaz de ahuyentar las preocupaciones, puede ser arrebatado por otras personas... Y si la felicidad es el bien final, el más perfecto, no puede basarse en esto. Además, este tipo de cosas no pueden ser buscadas por si mismas (el dinero no es más que un medio; los honores son algo exterior, es sólo el reconocimiento de los demás; y el placer no es más que un adorno). Para Aristóteles, la felicidad se encuentra en la vida virtuosa.  Sólo la respuesta a preguntas como "¿Cuál es nuestra función en este mundo?" puede llevarnos a la clave de la virtud. Y.. ¿Qué significa esto? Nada más que llevar a cabo lo más propio del hombre, la razón. Y esto nos lleva a una clara conclusión: la vida virtuosa es una vida contemplativa. Un hombre que necesite trabajar toda su vida, no tiene tiempo para dedicarla a filosofar, por lo que nunca será feliz. 


El placer, como he dicho antes, es algo que muchos identifican con la felicidad, algo que Aristóteles niega rotundamente. Cuando inició su análisis filosófico del placer y su relación con el bien, llegó a la conclusión de que el placer está completamente asociado a nuestra propia naturaleza, ya que, por ejemplo, cuando nos educamos, los educadores, nuestros padres o profesores, se sirven del placer y del dolor para dirigirnos en la infancia; y de que en la ética, gozar lo que es debido y odiar lo que debe ser odiado apunta a la virtud y a la vida feliz. Pero el placer no es una cualidad (aunque no por ello deja de ser un bien). 


En definitiva, la vida virtuosa que busca Aristóteles, es también una vida placentera.


Todo esto encaja perfectamente con la política que defiende el filósofo, que consiste en una búsqueda de la felicidad de los ciudadanos.


En mi opinión, la felicidad no existe como tal, si no que está en las pequeñas cosas. Es imposible que consigamos ser totalmente felices, siempre va a haber algo que falle. 



1 comentario:

  1. Ambiciosa entrada Alba, pero no demasiado bien ejecutada. Vamos por partes:
    Los párrafos no están bien enlazados: en el primero inicias un interesante reflexión que no acabas; el segundo es un pegote sin relación con el anterior; en el tercero vuelves al tema principal pero no acaba de estar claro como encajan felicidad y placer. No llegas a la síntesis aristotélica: es la vida contemplativa la vida virtuosa y también una vida placentera (siempre que, por ejemplo, el filósofo no tenga que dedicarse a duros trabajos físicos por tener esclavos que trabajan para él. La vida contemplativa requiere de tiempo de ocio y ausencia de dolor)
    Saludos.
    Pdt: Falta el título

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